Dos militares resultaron gravemente heridos en medio de una asonada registrada en la vereda Siloé, zona rural de Villagarzón, Putumayo, cuando un grupo de personas les roció gasolina y les prendió fuego durante un operativo contra un laboratorio de procesamiento de cocaína.
El hecho ocurrió mientras tropas de la Brigada de Selva N.º 27 y el Batallón de Infantería de Selva N.º 25 adelantaban la destrucción de la infraestructura ilegal, presuntamente propiedad de los Comandos de Frontera, disidencia de las extintas FARC que se apartó del acuerdo de paz de 2016 y actualmente negocia sin mayores avances con el Gobierno.
Los uniformados heridos fueron identificados como el subteniente Miguel Ángel Mejía Gutiérrez y el soldado profesional Sebastián Díaz Amaya, quienes sufrieron graves quemaduras y tuvieron que ser trasladados inicialmente a un hospital en Florencia (Caquetá) y posteriormente a Bogotá, dada la complejidad de sus lesiones.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez Suárez, aseguró que lo ocurrido “no fue un reclamo de campesinos ni comunidades”, sino una acción ejecutada por “criminales y narcos que intentaron asesinar a nuestros militares”. El Ejército denunció además que el grupo armado organizado constreñó a la población civil para obstaculizar la operación.
Las autoridades anunciaron una recompensa de hasta 200 millones de pesos por información que permita identificar y capturar a los responsables.
Este ataque se suma a una serie de hechos violentos recientes contra la fuerza pública en diferentes regiones del país, que incluyen la retención de 33 soldados en Guaviare, un atentado con explosivos en Cali y el derribo de un helicóptero en Amalfi, Antioquia.
