
Shakira sigue demostrando por qué es uno de los nombres más grandes de la música latina y mundial. Su gira Las Mujeres Ya No Lloran, inspirada en su exitoso álbum homónimo, continúa su recorrido por América y se prepara para conquistar otros continentes. Lo que empezó como una celebración de su regreso a los escenarios se ha convertido en uno de los fenómenos musicales más importantes de 2025, con miles de entradas agotadas en cuestión de horas y una puesta en escena que la crítica ya califica como “el show más ambicioso de su carrera”.
El tour, que comenzó en marzo, combina los nuevos temas del álbum —donde destacan colaboraciones con Karol G, Rauw Alejandro y Bizarrap— con los grandes clásicos que han acompañado a la artista barranquillera durante más de dos décadas. Canciones como Hips Don’t Lie, Ojos Así y Whenever, Wherever se entrelazan con éxitos recientes como Monotonía y BZRP Music Sessions #53, en un espectáculo que repasa no solo la trayectoria musical de Shakira, sino también su capacidad para reinventarse.
Una de las características más llamativas de esta gira es su escenografía: pantallas gigantes en 360 grados, coreografías con decenas de bailarines y una producción de luces y visuales que transforman cada estadio en una experiencia inmersiva. Además, Shakira vuelve a mostrar su versatilidad: en algunos momentos aparece bailando con la energía que la caracteriza, en otros toma la guitarra, se sienta al piano o incluso sorprende con toques de percusión, recordando sus raíces en Barranquilla y su conexión con ritmos árabes y africanos.
La respuesta del público ha sido desbordante. En ciudades como Los Ángeles, Ciudad de México y Buenos Aires, las entradas se agotaron en tiempo récord. En su natal Colombia, los fans se preparan para lo que promete ser una de las noches más históricas de su carrera, con un concierto programado en el Estadio Metropolitano de Barranquilla, donde ya se habla de un lleno absoluto.
Más allá de lo musical, Las Mujeres Ya No Lloran ha adquirido un tono cultural y social. El álbum y la gira transmiten un mensaje de resiliencia y empoderamiento, conectando con una audiencia diversa que encuentra en Shakira un símbolo de fuerza y autenticidad. Su regreso a los escenarios también ha coincidido con un momento clave de su vida personal, y muchos ven en su performance un acto de catarsis compartida.
La crítica especializada ha destacado que Shakira no solo ofrece un espectáculo, sino una narrativa. Cada bloque del concierto está diseñado como un capítulo: desde la oscuridad del desamor hasta la luz de la celebración. En ese sentido, la artista logra lo que pocos: transformar experiencias personales en un relato universal que conecta con millones de personas.
El impacto económico tampoco es menor. Según reportes de la industria, la gira podría superar fácilmente los 250 millones de dólares en recaudación, ubicándose entre las más taquilleras de 2025. Esto la colocaría al nivel de giras de artistas como Taylor Swift, Beyoncé o Bad Bunny, consolidando a Shakira como una de las grandes estrellas globales que trascienden fronteras y generaciones.
Con fechas confirmadas en Europa, Asia y Oceanía, Las Mujeres Ya No Lloran promete seguir marcando récords. A sus 48 años, Shakira no solo mantiene la energía y el magnetismo de sus primeros años, sino que además parece haber encontrado una nueva voz artística, más madura, más poderosa y más conectada con su público que nunca.
El rugido de la barranquillera no se apaga. Por el contrario, sigue creciendo y confirmando que Shakira no es solo una cantante: es un fenómeno cultural que lleva el pop latino a lo más alto del mapa mundial.
