La garantía del derecho a la educación no puede ser concebida sin condiciones dignas que permitan a los estudiantes no solo asistir a clase, sino permanecer y aprender en entornos adecuados. En este contexto, la reciente inversión de más de 17 mil millones de pesos del Sistema General de Regalías para el Programa de Alimentación Escolar (PAE) en el municipio de Pasto representa mucho más que una cifra: es un compromiso tangible con la niñez, la juventud y el futuro de nuestra región.

En ese sentido debemos destacar el interés que en este tema tan sensible ha mostrado siempre, nuestro alcalde, Nicolás Toro Muñoz y las autoridades educativas, lo cual ahora permite presentar un excelente panorama, en algo tan delicado como lo es el poder brindarle a los estudiantes su alimentación diaria, programa que debemos reconocer, a veces ha tenido dificultades, a consecuencia de numerosos factores.

Pero, ahora nos referimos a una excelente noticia, puesto que gracias a esta inversión, más de 44.300 niños, niñas y adolescentes de zonas urbanas y rurales recibirán alimentación diaria durante el segundo semestre del año. Este esfuerzo, liderado por la administración municipal y departamental, pone en evidencia que cuando hay voluntad política y articulación institucional, los derechos de la infancia pueden dejar de ser una promesa para convertirse en una realidad cotidiana., que hoy nos alegra. 

El PAE se desplegará en 45 instituciones educativas y tres centros escolares a través de tres modalidades: preparación en sitio, complemento industrializado y transporte caliente. Esta flexibilidad no solo responde a las condiciones específicas de cada institución, sino que permite llevar la alimentación escolar a rincones apartados, asegurando cobertura y equidad en la prestación del servicio.

El subsecretario de Cobertura Educativa de Pasto, Álvaro Hernán Rodríguez, destacó que esta gestión cercana a los 18 mil millones de pesos se logró gracias al trabajo articulado entre niveles de gobierno. La transparencia y eficiencia en la ejecución de estos recursos es fundamental, especialmente cuando se trata de programas sensibles como la alimentación escolar, que impacta directamente en el bienestar físico y académico de la niñez y aquí lo que está en juego es la salud y el futuro de casi 50 mil niños.

Igualmente, constituye motivo de complacencia saber que el fortalecimiento de la logística y la calidad del servicio, serán una de las grandes fortalezas del PAE en Pasto. En efecto, tendremos menús balanceados, transporte a zonas de difícil acceso y supervisión permanente, lo cual es fundamental para que las cosas  funcionen como debe ser. En ese sentido, las visitas de funcionarios a instituciones como María Goretti, Ciudad de Pasto y Heraldo Romero Sánchez permitieron constatar la implementación del programa, así como recoger impresiones de estudiantes y docentes, quienes reconocen la mejora en el servicio.

Este tipo de políticas públicas no solo alimentan cuerpos, también nutren sueños. Garantizar una comida diaria digna y nutritiva en la escuela es una herramienta poderosa de inclusión social. Significa, además, que Pasto avanza en la construcción de una educación con equidad, donde ningún estudiante se quede atrás por falta de comida.

En una sociedad donde las brechas sociales aún son profundas, programas como el PAE se convierten en puentes hacia un futuro más justo. La inversión no debe verse como un gasto, sino como una apuesta ética, económica y estratégica por una generación que necesita crecer con oportunidades.

Que este esfuerzo conjunto sirva de ejemplo y recordatorio: cuando se prioriza a la niñez, se invierte en el porvenir.