Acariciar a un perro no es solo un gesto de cariño, sino una interacción poderosa que impacta tanto en la salud física como emocional de ambos. Este acto de contacto físico fortalece vínculos, reduce el estrés y promueve el bienestar general. Para comprender mejor sus efectos, exploremos sus beneficios desde una perspectiva fisiológica, psicológica y social.
1. Beneficios fisiológicos
En las personas
Cuando acaricias a un perro, tu cuerpo responde de manera inmediata a este estímulo táctil. Se ha demostrado que el contacto con los animales activa el sistema nervioso parasimpático, lo que provoca una serie de reacciones positivas en el organismo:
- Reducción del cortisol y el estrés: Al interactuar con un perro, el cerebro disminuye la producción de cortisol, la hormona del estrés. Esto genera una sensación de calma y relajación, lo que puede ser especialmente beneficioso en personas con ansiedad o depresión.
- Liberación de oxitocina: Este neurotransmisor, conocido como la «hormona del amor», se libera en situaciones de apego y contacto físico. Gracias a ella, se fortalece la conexión emocional con el perro y se experimenta una mayor sensación de bienestar.
- Mejor salud cardiovascular: Diversos estudios han demostrado que acariciar a un perro ayuda a reducir la presión arterial y el ritmo cardíaco, lo que disminuye el riesgo de padecer enfermedades cardíacas.
- Aumento de endorfinas y serotonina: Estas hormonas, responsables de la sensación de placer y felicidad, aumentan con el contacto físico. Como resultado, acariciar a un perro puede funcionar como una terapia natural para mejorar el estado de ánimo.
En los perros
El contacto físico también impacta directamente en la salud del perro, ya que su sistema nervioso responde de manera similar al de los humanos.
- Reducción del estrés y ansiedad: Un perro acariciado con frecuencia se siente más seguro y relajado. Esto es especialmente importante en perros que han sido rescatados o que sufren de ansiedad por separación.
- Regulación de la temperatura y circulación sanguínea: Las caricias estimulan la circulación, lo que ayuda a regular la temperatura corporal y mejorar el funcionamiento general del organismo.
- Liberación de oxitocina y dopamina: Al igual que en los humanos, estas sustancias fortalecen el vínculo con su dueño y promueven una sensación de bienestar.
2. Beneficios psicológicos
Para las personas
Más allá de los cambios fisiológicos, el acto de acariciar a un perro tiene un impacto directo en la salud mental.
- Disminución de la ansiedad y la depresión: La compañía de un perro genera una sensación de seguridad y estabilidad emocional. En personas con depresión, interactuar con su mascota puede reducir la sensación de soledad y aislamiento.
- Aumento de la autoestima: Sentirse querido y necesario por un perro fortalece la confianza en uno mismo y mejora la percepción personal.
- Mayor sensación de tranquilidad y confort: Las caricias generan una conexión emocional con el perro, lo que aporta un sentimiento de paz y calma en momentos de estrés.
Para los perros
Desde una perspectiva psicológica, las caricias también tienen un papel fundamental en el bienestar emocional del perro.
- Fortalecimiento del vínculo con su dueño: Un perro que recibe caricias de manera constante se siente más seguro y conectado con su familia humana.
- Reducción de la agresividad y el miedo: Los perros que experimentan contacto físico positivo desde cachorros suelen ser más sociables y menos propensos a reaccionar con miedo o agresión.
- Fomento del comportamiento positivo: A través del refuerzo positivo con caricias, los perros pueden asociar ciertos comportamientos con recompensas afectivas, lo que facilita su educación y entrenamiento.
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3. Beneficios sociales
Acariciar a un perro no solo beneficia al individuo y su mascota, sino que también tiene un impacto en la forma en que las personas interactúan con su entorno.
- Fomenta la empatía y la conexión emocional: El acto de acariciar y cuidar a un perro refuerza la capacidad de empatizar con otros seres vivos. Esto puede mejorar las relaciones interpersonales y la sensibilidad hacia las emociones ajenas.
- Facilita la socialización: Para muchas personas, especialmente aquellas que tienen dificultades para relacionarse, los perros pueden actuar como un puente social. Sacar a pasear a un perro o simplemente acariciarlo en un parque puede generar conversaciones espontáneas con otras personas.
- Terapias asistidas con perros: La interacción con perros se utiliza en diversas terapias para ayudar a niños con autismo, ancianos con Alzheimer o personas con trastornos emocionales. Acariciar a un perro en estos contextos puede mejorar la comunicación, la concentración y el bienestar general.