Narciso Obando López, Pbro.Narciso Obando López, Pbro.

P. NARCISO OBANDO

En muchas partes del mundo, entramos en una época de espera y preparación. Este tiempo litúrgico es el Adviento, en el que esperamos con impaciencia el nacimiento de Jesús. Es también la primera estación del nuevo año litúrgico.

En Adviento, nos preparamos para el nacimiento de Cristo. El nacimiento y la resurrección de Cristo están entrelazados, y su conexión es bastante significativa. Sin embargo, estos tiempos de espera son diferentes para nosotros: El Adviento es un tiempo de alegría y esperanza único en la Iglesia.

Encendemos velas en medio de la oscuridad. Nos reunimos como amigos y familia para celebrar la venida de nuestro Salvador. El Adviento es también el comienzo de un nuevo año litúrgico. Comenzamos el año de nuevo, renovados por Su nacimiento.

La palabra “Adviento” proviene del latín y quiere decir “Venida”. Es el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la venida de Jesucristo. El tiempo de adviento abarca cuatro semanas antes de Navidad.

Es tiempo de Adviento en este año 2025. Nuestros pensamientos se dirigen naturalmente hacia la Navidad. Pero antes de que comiencen la alegría de los regalos y las celebraciones, la Iglesia nos llama a un período de preparación.

El Adviento es un tiempo para preparar nuestro corazón y nuestra mente para celebrar la llegada de Jesús. Reflexionamos sobre las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento, su cumplimiento en Jesús, nuestra esperanza, y, por tanto, la misión de salvación que nos ha encomendado como miembros de la única Iglesia que Él fundó.

También es una época de meditación y renovación. El color litúrgico morado nos recuerda nuestras imperfecciones y la necesidad de arrepentimiento. Al reconocer nuestras deficiencias, nos abrimos a la gracia de Dios y nos preparamos para recibir el don de Cristo. Además, la penitencia, como la oración, el ayuno y la limosna, nos ayuda a aquietar y disciplinar nuestros corazones para la alegría de la Navidad. En ese sentido, sin ayuno de Adviento resulta más difícil prepararse para la Navidad.

En esencia, este tiempo es un puente entre el pasado, el presente y el futuro. Nos permite mirar atrás y recordar la esperanza en el Salvador del mundo, experimentar de nuevo la alegría de su llegada y también su reinado en el presente a través de su Iglesia, y prepararnos para su glorioso retorno en su segunda venida.