Hoy La Cocha, uno de los paisajes más majestuosos de Nariño, será escenario de un hecho histórico: Ángela M. Suárez Arciniegas se convertirá en la primera mujer en atravesar sus aguas nadando los 15 kilómetros que separan Santa Lucía del Encano.

Siendo más que una proeza deportiva, este reto es un acto de resiliencia, un homenaje a la amistad y una reflexión profunda sobre el sentido de la vida, señaló la nadadora en su visita a DIARIO DEL SUR.

Lo suyo no siempre fue el deporte, puesto que hasta mediados de 2023, Ángela no tenía experiencia en la natación. Todo cambió cuando un amigo de universidad, Dani Salamanca, preocupado por su bienestar, la llevó a Kona, un centro deportivo en Bogotá. Allí, con la paciencia de Jorge Quiñones, aprendió a nadar desde cero. Poco después llegó su primera competencia, en el Lago de Tota: 1.400 metros que terminaron en un inesperado cuarto lugar y que le dieron la confianza para seguir adelante.

Deporte y refugio

El deporte pronto se convirtió en refugio ya que en 2024 enfrentó la muerte de su mejor amigo, Manuel Ávila, quien había sido también su primer impulsor.

“Su partida me dejó devastada, era un de las personas más valiosas en mi vida. Inteligente, generoso, amoroso, cuidador. La natación me devolvió la sensación de control. Aprendí que no somos dueños de la vida de las personas que amamos y que cada momento compartido es un regalo irrepetible. Lo único que de verdad nos pertenece es nuestra propia vida, y con ella hacer lo que queramos, lo que nos hace felices preferiblemente”, reflexiona.

Aprendizaje

Ese aprendizaje se profundizó en La Cocha. En su cumpleaños, nadó un pequeño tramo alrededor de la isla de La Corota, acompañada por amigos. La belleza del paisaje y la serenidad de sus aguas la marcaron para siempre. “Sentí que el agua tenía un poder sanador”, recuerda.

La idea de cruzar la laguna completa nació a finales de 2024, cuando conoció a Sebastián Ordóñez, uno de los primeros hombres en completar la travesía, quien la animó a prepararse para el cruce. Poco después se sumó Sebastián Osorio, referente nacional en aguas abiertas, que se volvió pieza clave en su preparación.

Acompañamiento

Con el acompañamiento constante de Team SOV, Ángela ha entrenado con disciplina, puliendo técnica y fortaleciendo cuerpo y mente. “El cuerpo es increíble: se adapta y responde a lo que le pedimos. Por eso no debemos dejar de hacer lo que soñamos, incluso nadar una laguna de 15 kilómetros en uno de los lugares más hermosos de Colombia”, afirma.

La travesía que está por emprender no se mide solo en brazadas: es también un homenaje a Manuel, un cierre simbólico de un año difícil y un agradecimiento a las aguas de La Cocha, que la ayudaron a sanar.

Hoy, rodeada de familiares, amigos y nadadores de Flow, Fearless Legends of the Open Waters y Now, Nariño Open Waters, Ángela escribirá su nombre en la historia del deporte regional. Más allá del récord, quedará su mensaje: cada brazada puede ser un acto de amor propio, memoria y esperanza.