Cali vive una nueva jornada de violencia tras el ataque con una granada lanzada contra un vehículo oficial de la Unidad Nacional de Protección (UNP), asignado al esquema de seguridad del director regional del INPEC en el Valle del Cauca, Guillermo González Andrade. El hecho ocurrió en el norte de la ciudad, donde la camioneta se encontraba estacionada cerca de la sede del INPEC. Afortunadamente, el funcionario no se encontraba en el vehículo al momento de la explosión.

Las primeras hipótesis apuntan a una posible retaliación por los recientes traslados y cambios en los patios al interior de la cárcel de Villahermosa, situación que ya había generado amenazas previas contra autoridades penitenciarias. La directora del penal, María Lorena Serrano Aguilar, fue removida semanas atrás tras recibir intimidaciones.

El ataque ocurre en un contexto de creciente violencia en Cali, marcada por una disputa entre bandas criminales lideradas por alias “Chinga Pipe” y alias “Dimax”. Entre el 26 de agosto y el 18 de septiembre se han registrado múltiples hechos violentos: peleas carcelarias, ataques con granadas, asesinatos selectivos y tiroteos en distintos barrios de la ciudad.

El alcalde Alejandro Eder expresó su preocupación por la seguridad ciudadana y exigió al Gobierno Nacional mayor apoyo para las fuerzas armadas. “La amenaza del terrorismo no ha pasado. Es urgente que se devuelvan los recursos al Ministerio de Defensa para fortalecer la inteligencia”, declaró el mandatario.

Mientras las autoridades investigan los responsables del atentado, la ciudad sigue en vilo ante una escalada de violencia que pone a prueba la capacidad institucional frente al poder creciente del crimen organizado.