Una mujer colombiana identificada como Claudia aceptó una oferta laboral que su amiga Keila le hizo en Pereira (Risaralda): ser modelo en Dubái con ingresos superiores a tres millones de pesos.
Al llegar al aeropuerto de Bogotá con otras cinco mujeres, notó que el destino anunciado (Dubái) no aparecía. Su amiga le dijo que irían por tierra hacia otro lugar. Finalmente, el destino fue Bahréin, donde Keila y su pareja la recibieron en un hotel junto a decenas de mujeres de diferentes nacionalidades obligadas a ejercer la prostitución.
En ese hotel le retuvieron el pasaporte, le impusieron una deuda de 10 000 dólares por pasaje, alojamiento y alimentación, y le cobraban cerca de 300 dólares diarios para “abonar” la deuda.
Claudia contó que durante seis meses vivió bajo amenaza constante: trabajaba sin horarios, debía atender clientes las 24 horas para poder “pagar” la deuda. Cuando logró escapar, las amenazas continuaron. Según la Dirección de Investigación Criminal e Interpol – DIJIN de la Policía Nacional de Colombia, la estructura criminal operaba en Colombia, hacía trámites de visas y trasladaba mujeres vulnerables con la promesa de empleo como modelos o anfitrionas en países del Medio Oriente.
Este caso se suma al patrón investigado por las autoridades: mujeres jóvenes de bajos recursos captadas por redes que usan falsas promesas de empleo, retención de documentos, amenazas, deudas impagables y explotación sexual.
Las autoridades detuvieron por lo menos diez personas vinculadas a esta red, tras los testimonios de varias víctimas.
Este caso pone de relieve la vulnerabilidad de jóvenes que buscan oportunidades, la necesidad de mayor vigilancia sobre ofertas laborales en el extranjero y la importancia de denunciar para que las redes de trata no sigan operando.
