La Alcaldía de Bogotá desmintió que los cartuchos hallados en febrero en la ciudad, sean parte de un atentado programado contra la vida del presidente Petro.La Alcaldía de Bogotá desmintió que los cartuchos hallados en febrero en la ciudad, sean parte de un atentado programado contra la vida del presidente Petro.

CONTROVERSIA POR SEGURIDAD PRESIDENCIAL

La Secretaría de Seguridad descartó que los artefactos hallados en febrero fueran parte de un plan terrorista, como lo expresó el Jefe de Estado.

Frente a las crecientes alarmas sobre un supuesto plan para atentar contra la vida del presidente Gustavo Petro en Bogotá, la Secretaría de Seguridad del Distrito desmintió de manera categórica que exista evidencia para sostener dicha hipótesis.

La controversia se centra en el hallazgo de dos lanzagranadas el pasado 20 de febrero en el barrio Eduardo Santos, cerca de una ruta habitualmente usada por la caravana presidencial.

Según la versión oficial del Distrito, los artefactos fueron entregados a las autoridades por un habitante de calle. Tras la inspección del equipo antiexplosivos de la Policía Metropolitana, se determinó que se trataba de carcasas inutilizadas, sin carga explosiva ni capacidad operativa. 

Investigación y claridad

Fuentes de la Secretaría de Seguridad, a cargo de César Restrepo, entidad responsable de la investigación a nivel local, precisaron que las pesquisas por el origen de los elementos habían sido desechados por una ciudadana.

Al parecer, esta persona los conservaba como objetos de colección que heredó de un familiar que había servido en las fuerzas militares, decidiendo finalmente deshacerse de ellos.

Esta explicación contrasta con la postura expuesta por el presidente Petro en su momento, quien manifestó públicamente su desconfianza. «No sé el objetivo de los antitanques y las versiones policiales no me convencen», expresó el mandatario en sus redes sociales, sugiriendo que se minimizó la gravedad del hallazgo.

Petro insiste en que es blanco de múltiples amenazas por parte de organizaciones criminales, como la que denomina «la junta del narcotráfico», y que este episodio es un eslabón más en una cadena de hechos que han sido subestimados por las autoridades.

Mientras el Gobierno Nacional pide mayor profundidad en las investigaciones, la administración de Bogotá sostiene que el hallazgo no representa una amenaza real para la seguridad del presidente.