Warren Bennis fue el pionero en los estudios de liderazgo por eso en uno de sus libros “On Becoming a Leader” planteaba que no es lo mismo ser líder qué ser un gerente. Sin duda tenía la razón, porque el llamado a inspirar una visión y comprometer a la acción, es el trabajo del líder. En general la visión, no la construyen las masas, sino el líder que inspira y compromete a sus seguidores a la acción; es aquel que solo hace lo que se debe hacer. Pero el líder no es una persona diferente a los demás, por el contrario, es una persona común y corriente pero dispuesta a pagar el precio cognoscitivo para convertirse en líder. Entonces, no es cierto el mito de que los líderes nacen, todo lo contrario, se hacen. En este contexto, ha pasado un año desde que se eligieron los alcaldes de los 64 municipios de Nariño y era entendible que, una vez elaborado el plan de desarrollo municipal, se pasara a su ejecución. Esto aun no sucede y desanima a todos los habitantes de Nariño.
Así, por ejemplo, en la ciudad de Ipiales el alcalde es el ciudadano Amilcar Pantoja quien fuera elegido por su comunidad para resolver problemas básicos que requiere toda persona para mejorar su calidad de vida; sin embargo, no se evidencia ningún avance significativo en la solución de problemas tan fundamentales como tener un suministro de agua potable permanente y que el proceso de recolección y depósito de basura sea resuelto. Gobernar un municipio no solo es representarlo sino dirigir la administración pública a ejecutar lo prometido en su campaña y aprobado por el Concejo Municipal. Entonces, no es solo esperar que las cosas sucedan, sino transformar la realidad encontrada, es decir, resolver el asunto del suministro de agua y su calidad. Esperar que suceda algo sin hacer nada, es esperar que haya un milagro. En este caso, el alcalde está obligado a que el milagro suceda, es decir que resuelva el suministro de agua para la ciudad.
Según el plan de desarrollo municipal propuesto por el señor Amilcar incluía proyectos de infraestructura (servicios públicos básicos, vías, calles, etc.), educación, salud, transportes tendientes a mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Igualmente, se propuso mantener el orden público mediante la coordinación de acciones de seguridad en colaboración con la policía local u otras autoridades, proteger el medio ambiente, especialmente preservar los recursos naturales y gestionar residuos. Sus electores buscaban que liderará los esfuerzos para satisfacer las necesidades de los ciudadanos y buscar el desarrollo integral del municipio porque su labor impacta directamente en la oferta adecuada de servicios públicos, infraestructura, seguridad y bienestar social.
La población de Ipiales espera que el señor Amilcar Pantoja cumpla lo prometido y sobre todo que evite entre sus electores el desencanto y la frustración una vez más. Una ciudad intermedia como lo es Ipiales no merece ser tierra de nadie. La población debe ser consciente que no hay regiones pobres sino mal administradas. Todos los ex alcaldes han fracasado porque no han resuelto los problemas estratégicos que enfrenta la ciudad. También, son sospechosos de manejo poco ortodoxos de los recursos públicos. Ha pasado ya un año de la posesión del alcalde y los ciudadanos electores en Ipiales comienzan a interrogarse si eligieron bien o no al burgomaestre actual. Este panorama es ocasionado por las inconsistencias en su actuar, así como las promesas incumplidas que comienzan a surgir voces para la revocatoria del mandato.
Todos los habitantes de Ipiales le recuerdan al alcalde que es el máximo representante de la administración municipal y su función principal es liderar y gestionar los asuntos públicos del municipio, garantizando bienestar y desarrollo de la comunidad. No debe perder de vista que está obligado a buscar el bienestar común y el interés público, proporcionando servicios esenciales como el de acueducto y promoviendo el desarrollo social. Mejorar el estilo de liderazgo, ser más inclusivo y orientado a procesos de consenso porque impacta a toda la sociedad, con énfasis en los derechos fundamentales y la equidad. No debe olvidar el señor Amílcar que los límites presupuestarios no son excusa para incumplir con el plan propuesto porque el éxito en la administración pública se mide en términos de impacto social y sostenibilidad a largo plazo.
Ipiales no eligió un gerente sino a una persona que dijo que iba a liderar. No se debe perder de vista que su acción debe estar orientada a transformar el municipio. Por lo tanto, no puede solo contentarse con el poder formal que le otorga su posición, sino que debe motivar e inspirar a los habitantes de Ipiales a través de trabajar en pro de la ejecución de su visión propuesta en la campaña que genere confianza. Es hora señor Amílcar que sus estrategias planteadas le permitan alcanzar la visión de largo plazo planteada.
Ipiales reclama: un acueducto sin crisis y sin abandono. Tal como propuso como candidato el suministro de agua es asunto vital para los habitantes de la ciudad. No es entendible que una ciudad de las características de Ipiales no tenga un acueducto que garantice la salud y el desarrollo. Debe resolver los prolongados cortes constantes del servicio de agua. El agua debe ser potable y sin sedimentos. Es muy alarmante los reclamos, por ejemplo, de la señora concejal Leidy Solarte quien afirma “el agua no es apta para el consumo, no tenemos agua y la poca que hay está podrida”.
Otro tema que como candidato se propuso mejorar era la seguridad. Ipiales se ha tornado en una ciudad con alto riesgo para trabajar, estudiar e invertir porque la criminalidad se la ha tomado. Ipiales vive con miedo. En efecto el aumento de delitos y la percepción de inseguridad muestra que su acción hasta ahora ha fracasado. No se observa ni tan siquiera un mensaje institucional que le devuelva la confianza a los ciudadanos, revelando la carencia de su liderazgo, pareciera que estuviera perdido entre la disyuntiva si se convierte en gerente o líder de la ciudad. La imagen no debe ser su preocupación, sino la satisfacción de las múltiples necesidades que tienen sus habitantes.
Una característica de los líderes es la coherencia, que parece usted no la tiene. En efecto en su campaña prometió no seguir endeudando al municipio y ser un administrador austero y responsable, pero todo indica que esto tampoco se está cumpliendo. En efecto, el pasado mes de diciembre, usted tramitó un crédito de 20 mil millones de pesos sin destinación específica. Si los recursos financieros son insuficientes para resolver los problemas fundamentales de la ciudad de Ipiales, como se explica que usted como funcionario y contrariando su propuesta de austeridad haya dispuesto recursos para realizar viajes internacionales, entre los que se conoce a España, China y México. Esos paseos justificados para recibir premios sobre una administración que no tiene resultados son una malversación de fondos públicos y una afrenta para el pueblo ipialeño que requiere una solución urgente de los servicios públicos. De nada vale viaticar nacional o internacionalmente, si no se consigue recursos para resolver los problemas tan prioritarios como es el suministro de agua. A pesar de que toda persona se puede convertir en líder, el señor Amílcar es un ejemplo de que toda regla tiene sus excepciones; un ejemplo que corrobora esta afirmación es lo ocurrido con el carnaval donde todo fue improvisación y caos interno.
Finalmente, el futuro de la ciudad de Ipiales es incierto en manos del señor Amilcar porque allí no se puede hacer la diferencia entre sí es un gerente (que parece que no lo es) y menos un líder porque toda la población ha comenzado a elevar la voz para hacer un proceso de revocatoria de su mandato.