¿EL TRANSPORTE URBANO DE PASAJEROS EN BUSES, QUE ES MEJOR?

Siempre se ha manifestado que el sector privado es el más eficiente, eficaz y de mejor calidad en todo lo que hace; por ende, existe la creencia que lo público es de mala calidad, caótico y costoso. Este artículo, tiene el propósito de generar interrogantes acerca del transporte urbano de pasajeros. Dogmáticamente existe la creencia que los servicios públicos prestados por empresas privadas son la mejor alternativa para la ciudad; sin embargo, basta mencionar servicios como el de aseo, el alumbrado público, la energía, o el transporte de pasajero en el sector urbano para desvirtuar tal creencia.
En efecto, el caso del servicio de transporte urbano en la ciudad es prestado por empresas privadas y desde todo punto de vista no se puede afirmar que este servicio sea de calidad, seguridad o comodidad; es todo lo contrario. Legalmente, la prestación del servicio de transporte de pasajeros en la ciudad es un servicio público, pero se presta a través de empresas privadas de buses. En esencia, no es público, sino que es una concesión realizada por el Estado colombiano para que los privados puedan explotar comercialmente el servicio de transporte urbano.
La tercerización del transporte urbano de pasajeros prestado por empresas privadas debería ser eficiente, accesible, seguro y sostenible puesto que se trata es de garantizar la movilidad de las personas dentro de una ciudad o área urbana y rural de manera rápida y confiable. El usuario espera que exista una frecuencia adecuada y tiempos de espera reducidos, que permita su integración con bicicletas, taxis, etc., o que las rutas estén orientadas a conectar puntos claves de la ciudad. Estas empresas que durante tanto tiempo han explotado el negocio del transporte urbano deberían tener tarifas asequibles y sistemas de pago flexibles como las prometidas tarjetas electrónicas. Además, debería ser incluyente, por ejemplo, que las personas con movilidad reducida puedan acceder al bus y se puedan ubicar en un lugar destinado para esta población. Igualmente, las empresas privadas deberían tener vehículos con modelos inferiores a su vida útil (menos de cinco años) y no como los que recorren la ciudad, obsoletos. La experiencia de viajar en bus urbano no es agradable, porque mantienen buses sucios, deteriorados sus asientos, sin ventilación, sin mantenimiento adecuado. Tampoco tiene establecidos medidas en contra de la delincuencia, como vigilancia con cámaras, iluminación, etc.
Los buses urbanos que cruzan la ciudad de Pasto no usan energías limpias, sino todo lo contrario, son contaminantes. A pesar de que dicen tener una aplicación para brindar información en tiempo real, los usuarios carecen de dicha aplicación y los pocos que la conocen no se interesan en ella porque saben que no cumplen lo ofrecido, por tanto, no se puede planificar los desplazamientos. Si algo no cambia en Pasto es el caos del sistema de transporte urbano de buses; en efecto, en vez de mejorar cada vez se sumerge en el mayor caos. Los buses paran donde quieren, los paraderos señalizados son ignorados por los conductores, nunca paran en dichos sitios y menos bien estacionados para que los pasajeros puedan subir o bajar sin riesgo a su integridad porque por el lado derecho de los buses los motociclistas pasan a toda velocidad. El caso de los paraderos es un reflejo del descontrol. A pesar de existir señalización, cabinas de espera, nunca los buses se detienen en el sitio así sea que no haya pasajeros, su deber seria parar y esperar al menos un minuto para poder continuar con su recorrido. Los conductores de los buses que deben respetar los paraderos establecidos prefieren detenerse en cualquier parte, sin importar el impacto que su caos impone en las estrechas vías de la ciudad.
El cruce de los buses de toda la ciudad genera ineficiencia, porque los trayectos largos aumentan los tiempos y la congestión, las rutas largas hacen que la espera sea mayor debido a su frecuencia. La capacidad limitada de los buses existentes somete a los viajeros a trayectos largos y completamente llenos. Existe una inflexibilidad en el cambio de ruta lo que genera buses en toda la ciudad y consecuentemente la alta congestión.
Por todas estas razones es menester hacer la pregunta correspondiente ¿Se justifica que el servicio de transporte urbano siga siendo prestado por empresas privadas? ¿O una mejor alternativa sería que el municipio tuviera una empresa de servicio público como en todas las ciudades importantes del mundo?
Donde existe un servicio público prestado por el Estado se puede enumerar múltiples ventajas que tendría en comparación con el servicio privado, por ejemplo, la accesibilidad y costo. Debería ser más económico porque el Estado puede establecer tarifas no para generar utilidades sino costear el servicio y ambientalmente sería responsable por la no contaminación urbana. Un factor que pocos se comenta es las rutas existentes porque han sido establecidas sólo aquellas que son rentables para las empresas privadas; en tanto que un servicio público optimizaría las rutas para brindar una mejor movilidad. Un servicio público tendría una mejor regulación y control porque deberían establecerse normas estrictas de operación, mantenimiento y seguridad. Un sistema público eficiente reduce la cantidad de vehículos en circulación, disminuyendo el tráfico y los tiempos de desplazamiento. Ambientalmente, se podría tener un parque automotor con bajas emisiones que reduzcan la huella de carbono. Un buen sistema público de transporte urbano incentiva a las personas a dejar sus vehículos, reduciendo la congestión y la contaminación. El acceso universal sería otro beneficio porque permitiría la movilidad de personas de bajos ingreso y poblaciones vulnerables, garantizando su derecho a moverse dentro de la ciudad y se disminuiría la desigualdad de acceso a sitios de trabajo, educación y servicios.
Igualmente, se requiere que la administración municipal siga en el proceso de recuperación del espacio público y vial, a través de campañas educativas, multas progresivas, retiro de vehículos, suspensión de licencias, registro negativo del conductor o propietario, restricción de circulación, impedimento para tramites vehiculares como la renovación del seguro obligatorio o la revisión técnico- mecánica. Para que Pasto deje el caos del transporte urbano de pasajeros en buses se requiere decisiones firmes, autoridad real y campañas educativas para cambiar la mentalidad, desde temas como respeto por el ciudadano, es decir, dar prioridad al peatón en las líneas paralelas o en las denominadas cebras.
La constitución de un sistema público de transporte urbano por buses debería contemplar centros de transferencia en lugar de buses que cruzan toda la ciudad. Rutas más cortas con menos tráfico y menor frecuencia. Las rutas cortas por zona generan menor tiempo de espera y distribuye de manera equilibrada los pasajeros en cada tramo aliviando el tráfico en corredores claves de la ciudad.
Finalmente, para alimentar la discusión si se justifica seguir con la prestación del servicio urbano de pasajeros o construir un sistema público de buses urbanos que no tenga ánimo de lucro sino de sostenibilidad haría posible que en la ciudad existiera división en zonas de cobertura con trayectos cortos y evitando cruces innecesarios, además, se debería establecer centros de transferencia donde el pasajero pueda cambiar de bus fácilmente para continuar su trayecto. Es posible también constituir rutas alimentadoras pequeñas que lleven pasajeros desde los barrios o zonas periféricas hasta los centros de transferencia. Una mejora significativa sería tener un sistema de pago integrado que permite el transbordo gratuito o con tarifa reducida. Las tarifas se podrían establecer según sean estudiantes, mujeres, ancianos o personas estado de limitación física. O también el precio debería oscilar por la frecuencia de uso del bus urbano.