Una cena que pretendía ser un gesto de reconciliación se convirtió en una de las tragedias más conmovedoras y dolorosas de los últimos tiempos en Pasto, Nariño. El pasado 31 de octubre, en plena celebración de Halloween, un exoficial del Ejército Nacional abrió fuego contra su propia familia dentro de una reconocida pizzería del norte de la ciudad.
El agresor fue identificado como Ariel Mora Rodríguez, coronel retirado, quien citó a su exesposa Magda Patricia Muñoz y a su hijo Sebastián Mora Muñoz, un joven estudiante de Medicina, con el propósito —según se supo— de hablar sobre asuntos familiares pendientes tras su separación.
Traslado
Lo que comenzó como un diálogo tenso derivó en horror cuando, en cuestión de segundos, Mora desenfundó un arma de fuego y disparó contra ambos. Sebastián, intentando proteger a su madre, recibió varios impactos que le costaron la vida casi de inmediato. Su madre, gravemente herida, fue trasladada al Hospital Departamental de Nariño, donde permaneció varios días en la Unidad de Cuidados Intensivos, aferrándose a la vida.
Sin embargo, pese a los esfuerzos médicos y las oraciones de toda una ciudad que seguía con angustia su evolución, Magda Patricia falleció días después, cerrando así un círculo trágico que dejó a tres personas muertas y a toda una comunidad consternada.
Tendencia
Tras el ataque, el coronel retirado Ariel Mora Rodríguez huyó del lugar. Horas más tarde fue hallado sin vida dentro de un taxi, luego de haberse disparado con la misma arma utilizada en el crimen. Con su muerte, el caso cerró con un desenlace estremecedor que no solo paralizó a Pasto, sino que rápidamente traspasó las fronteras del país, convirtiéndose en tendencia en redes sociales y en medios internacionales.
La noticia se viralizó en pocas horas: miles de usuarios compartieron su indignación, tristeza y rechazo ante el hecho, calificándolo como una “tragedia familiar sin precedentes”. En redes, la historia fue replicada en Ecuador, Perú, México, España y Estados Unidos, donde la comunidad colombiana lamentó lo ocurrido y pidió reflexionar sobre la salud mental y el impacto devastador de la violencia doméstica. “Es una historia que duele a todos los niveles: un hombre formado para proteger terminó destruyendo lo que más debía cuidar”, expresó un psicólogo local, quien señaló la importancia de fortalecer los programas de prevención de violencia intrafamiliar y acompañamiento emocional a miembros de las Fuerzas Armadas en retiro. El caso de Magda Patricia, Sebastián y Ariel Mora deja una huella imborrable en Nariño. Una familia destruida, una comunidad indignada y un llamado urgente a no callar los signos de violencia, a pedir ayuda a tiempo y a romper los ciclos de silencio.
