Una creciente sensación de asedio y desconfianza domina el círculo de poder en Caracas. Según reveló el diario Financial Times, el presidente Nicolás Maduro y sus principales colaboradores han adoptado estrictos protocolos de seguridad para evitar ser rastreados o capturados por agencias de inteligencia de Estados Unidos.

Fuentes cercanas al régimen afirmaron que Maduro y los altos mandos chavistas cambian de lugar para dormir cada noche, desplazándose entre Caracas, Valencia y Maracay, con el fin de dificultar su localización. Además, los equipos de seguridad —incluidos guardaespaldas de origen cubano— han sido reemplazados por nuevos agentes, en medio de sospechas de posibles infiltraciones.

“Nos espían, vigilan lo que decimos en los pasillos y en internet. Acusan a cualquiera de traidor”, relató un miembro del cuerpo de seguridad venezolano citado por Financial Times.

El protocolo de seguridad también incluye la rotación constante de teléfonos celulares y la prohibición de mantener conversaciones confidenciales en espacios públicos. Las medidas se implementan mientras Washington mantiene una fuerte presión política y judicial sobre el régimen, incluyendo órdenes de captura por narcotráfico y corrupción contra altos funcionarios venezolanos.

Una “caza de brujas” dentro del régimen

Fuentes internas aseguran que en los últimos meses se ha intensificado un operativo denominado “caza de brujas”, en el que cualquier comportamiento o comentario sospechoso puede ser interpretado como un signo de traición. La tensión ha provocado rotaciones forzadas de cargos, vigilancia digital y un ambiente de paranoia generalizada.

Analistas señalan que estas medidas reflejan el temor real de Maduro y su entorno ante una posible operación de captura internacional o un golpe interno alentado por las presiones de Estados Unidos.

Mientras tanto, el Gobierno venezolano no ha emitido declaraciones oficiales sobre los nuevos protocolos. Sin embargo, las filtraciones confirman que el régimen se blinda con medidas desesperadas, en un intento por garantizar la supervivencia del poder en medio de la creciente tensión internacional.