Una grave situación de orden público se presentó en la noche del sábado 3 de mayo en Bogotá, tras el partido entre Atlético Bucaramanga y Llaneros. Un grupo de aproximadamente 7 hinchas del equipo santandereano protagonizó una peligrosa secuencia de delitos al robar un bus del servicio público, secuestrar a su conductor y conducirlo a toda velocidad por varias vías del sur de la ciudad, mientras eran perseguidos por la Policía Metropolitana.
Amenazado y forzado a conducir
Según los primeros testimonios, los hinchas abordaron el bus en medio de la celebración por el resultado del partido y, sin mediar palabra, tomaron el control del vehículo. Bajo amenazas, obligaron al conductor a llevarlos a destinos que ellos iban decidiendo sobre la marcha. El hombre, intimidado, fue forzado a conducir con el grupo a bordo mientras estos gritaban, consumían licor y generaban desmanes dentro del vehículo.
La situación ocurrió en medio de calles concurridas, donde los testigos reportaron que el bus circulaba a alta velocidad, ignorando semáforos y señales de tránsito, lo que puso en riesgo a peatones y otros conductores. El hecho generó terror entre quienes presenciaban la escena, al no saber qué ocurría dentro del vehículo ni por qué no se detenía.
La Policía fue alertada por ciudadanos que vieron la actitud sospechosa de los ocupantes del bus. Al intentar detenerlo, los agentes recibieron como respuesta la negativa total del conductor, coaccionado por los hinchas para frenar la marcha. Ante esto, se desató una persecución por varias calles del sur de Bogotá, que culminó dramáticamente en la Carrera 1A #65D Sur-58, justo frente al Portal Usme, en el barrio Altavista.
Los uniformados, al ver que el bus no se detenía, decidieron usar sus armas de dotación y dispararon a las llantas para frenar su avance. Los disparos estremecieron al sector, generando miedo entre los vecinos, que reportaron lo ocurrido por redes sociales y alertaron a medios locales. Una vez inmovilizado el vehículo, los policías ingresaron, redujeron a los agresores y liberaron al conductor, que se encontraba en estado de shock.
Reacciones de la ciudadanía y autoridades
Tras la captura, la Policía logró identificar a varios de los involucrados, quienes podrían enfrentar cargos por secuestro, hurto, daño en bien ajeno, obstrucción a la función pública y otros delitos. La Fiscalía adelanta la judicialización y no se descarta que haya más implicados.
La ciudadanía ha reaccionado con indignación ante lo ocurrido. “Esto ya se salió de control. No es la primera vez que estos hinchas hacen desmanes en Bogotá, pero ya robar un bus y secuestrar a una persona es otro nivel de delincuencia”, dijo un comerciante del sector de Altavista.
Este hecho ha reactivado la discusión sobre el comportamiento de algunas barras bravas, y se pide mayor responsabilidad por parte de los clubes, la Dimayor y la Policía Nacional. Muchos exigen medidas más severas para impedir que estos grupos sigan sembrando el caos bajo el pretexto de apoyar a sus equipos.
El bus quedó seriamente averiado, y su conductor está recibiendo atención psicológica. Mientras tanto, las autoridades mantienen activo un seguimiento para establecer si hay otros cómplices o si este grupo ya había estado involucrado en delitos similares.