Uruguay es uno de esos equipos que todos dan por descontado en un Mundial, que salvo catástrofe está siempre en los puestos de privilegio en las Eliminatorias Suramericanas y que nunca padeció, aunque tenga una población de solo 3,4 millones de habitantes, de falta de talento en sus futbolistas.
Pero estas clasificatorias al Mundial 2026 están marcando un antes y un después y todo parte de la enigmática figura de su seleccionador nacional, Marcelo Bielsa.
Nadie discute su inteligencia, su experiencia, su conocimiento ni muchos menos sus resultados: acaba de ser tercero en la Copa América 2024 y es tercero de las actuales Eliminatorias con 15 puntos, a 1 de Colombia y 4 del líder, Argentina. No es poco.
El tema pasa más por las formas, por ese trato que tiene con los jugadores y que Luis Suárez, justo después de despedirse definitivamente de la Selección, puso en evidencia, causando un auténtico terremoto dentro del grupo.
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Este martes Uruguay recibe a Ecuador en Montevideo, donde este compromiso se ha tomado como un ultimátum tras la sonada derrota por 1-0 contra Perú en la pasada jornada. Pero ojo que, incluso si pierde, tendría un seguro por cobrar.
Según informó el medio Referí, el mal ambiente puede ser muy crítico, pero ni así sería suficiente para asumir una indemnización fuera de todas las proporciones en caso de decidir el despido de Bielsa.
El argentino es nada menos que el entrenado mejor pagado de Suramérica, con un salario anual de 4 millones de dólares. Decía recientemente un dirigente uruguayo que «Marcelo nos eligió a nosotros». Y sí, pero con semejante contrato lo raro sería que no lo hubiera hecho.
Y aquí está el meollo del asunto: la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) le aseguró un vínculo por las Eliminatorias y lo que dure el equipo compitiendo en la Copa Mundo 2026, lo cual da un poco menos de dos años de contrato. Según la fuente, si ese proceso se interrumpe el DT se iría con una fortuna de casi 12 millones de dólares.
El antecedente es claro: Bielsa acaba de ganarle al Lille de Francia una indemnización de 2 millones de euros en los estrados judiciales, lo que hace pensar que, ni loco que estuviera, renunciaría a una cantidad como la que se menciona por irse de Uruguay. Y es que al final todo es cuestión de plata, no solo de resultados o buenas maneras. No lo contrataron por su carisma. Y si lo quieren fuera, no pueden esperar eso de su parte.