El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, arremetió contra la gobernadora de Puerto Rico, Jenniffer González, a quien exhortó a encabezar personalmente una eventual “invasión” a su país, luego de que la mandataria confirmara que Estados Unidos continuará enviando aviones y equipos militares a la isla como parte de una operación contra el narcotráfico en el Caribe.
“Si usted dice que va a invadir a Venezuela, venga de primera. Aquí la van a esperar las mujeres venezolanas”, expresó Maduro en una entrevista con el canal ruso RT, en el programa Conversando con Correa. El líder chavista advirtió que el pueblo puertorriqueño no permitirá que su territorio se convierta en “base militar para agredir a sus hermanos de Sudamérica y el Caribe”.
Las declaraciones surgieron en medio del despliegue estadounidense, que incluye aviones de combate F-35, ocho buques militares con misiles y un submarino nuclear en la región. Paralelamente, Caracas respondió con movilización de tropas, buques y milicianos, reforzando su presencia militar en cinco regiones costeras, según informó el ministro de Defensa, Vladimir Padrino.
Respuesta de González
La gobernadora de Puerto Rico no tardó en contestar. En un comunicado, González acusó a Maduro de ser responsable del ingreso de droga a la isla mediante sus operaciones, señalando que estas “le roban cada día la paz y la vida a nuestro pueblo”.
“Las amenazas del narcotraficante y dictador Nicolás Maduro retratan el carácter pandillero de su régimen”, afirmó. Además, reiteró que seguirá defendiendo la seguridad de Puerto Rico y del Caribe frente al narcotráfico, al que vinculó directamente con el Gobierno venezolano.
González también criticó a sectores de izquierda en Puerto Rico y al opositor Partido Popular Democrático por “defender narrativas de Maduro en lugar de condenar sus ataques”. La líder del Partido Nuevo Progresista enfatizó que su deber es garantizar la seguridad de los puertorriqueños y fortalecer la alianza con Estados Unidos en defensa de la región.
El intercambio de acusaciones se da en un contexto de alta tensión militar en el Caribe, con manifestaciones en Puerto Rico en rechazo al incremento de la presencia estadounidense en la isla y la advertencia venezolana de que no permitirá “provocaciones” en su fachada caribeña.
