Necesita a su puebloNecesita a su pueblo

Desde el pasado viernes, el llamado de emergencia no proviene del incendio de una casa, ni de un accidente de tránsito. Esta vez, quien necesita ayuda urgente es Heriberto Álvarez, un hombre que dedicó más de 30 años de su vida al servicio como miembro del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Garzón.

Heriberto no es un desconocido. Ingresó a la institución a los 13 años. A los 18 ya manejaba vehículos de emergencia. Fue maquinista, socorrista, y, sobre todo, un ejemplo vivo de vocación y entrega. Hoy, lejos de las sirenas y de los uniformes, enfrenta una situación crítica: una diabetes avanzada ha deteriorado su salud al punto de dejarlo al borde de una amputación.

La enfermedad que lo frenó en seco

Desde hace seis años, Heriberto no puede usar zapatos. Las heridas en sus pies se multiplican y los médicos no descartan que pueda perder una extremidad. “Mis dedos ya no tienen huesos, solo piel y dolor”, afirma con resignación. En octubre, una complicación lo llevó a cuidados intensivos. Fue operado de urgencia y los especialistas le advirtieron: si no mejora, perderá el pie.

El panorama es complejo. El POS no cubre los medicamentos que necesita ni la dieta estricta que debe seguir para sobrevivir. Harinas, papas, dulces, todo está prohibido. Solo carne, pescado, cilantro, cebolla… “Y eso, cuando se puede”, dice. No puede trabajar, no puede caminar con normalidad, y no puede mantenerse por sí mismo.

La soledad de los héroes

Alejado de su labor y del cuartel que amó, Heriberto confiesa que la tristeza a veces lo consume. “Hay días que amanezco sin ganas de nada. El dolor no me deja dormir. Me siento sin fuerza”. Lo que más le duele no es la pierna ni el cuerpo, es sentirse olvidado.

Para él, ser bombero era todo. “Me dolió mucho tener que dejarlo, no podía usar botas, ni estar en el servicio… eso fue un golpe al alma”, dice con la voz quebrada.

Unidos por una vida

Pero en medio de esta tormenta, una luz de esperanza ha llegado. Este domingo 11 de mayo, el colectivo “Unidos Somos Más”, liderado por su amigo y exbombero Oscar, ha organizado la primera maratón solidaria de aeróbicos en el polideportivo del barrio Juan Pablo II, en Garzón. Todo lo recaudado será destinado a apoyar el tratamiento y la subsistencia de Heriberto.

“Él nos cuidó cuando más lo necesitábamos. Ahora nos toca a nosotros cuidarlo a él”, dijo Oscar.

La invitación está abierta. Porque si Heriberto fue capaz de arriesgar su vida por la comunidad, hoy la comunidad puede regalarle un poco de aliento. Él no pide caridad, solo compañía, solidaridad y esperanza.