Bernal alerta por pérdidas millonarias tras contrato con empresa privada El millonario contrato firmado entre el Distrito y la empresa Esencia para remodelar y operar el estadio Nemesio Camacho El Campín desató una nueva polémica en el Concejo de Bogotá. La concejala Ana Teresa Bernal, del Pacto Histórico, lanzó una serie de críticas sobre la falta de transparencia en la estructuración del acuerdo, las pérdidas económicas para la ciudad y la incertidumbre en la que han quedado decenas de trabajadores y sindicatos que históricamente laboraban en este escenario deportivo. Durante una sesión de la Comisión del Plan, Bernal advirtió que el contrato, lejos de ser “gratuito” para la ciudad, como lo ha afirmado la administración, implica una pérdida millonaria para el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD). “Se nos quiere vender la idea de que Bogotá no pierde nada con esta alianza público-privada, pero eso no es cierto. Solo en ingresos por arriendos, el IDRD dejará de percibir más de 12.000 millones de pesos anuales. Si proyectamos eso a 30 años, hablamos de al menos 360.000 millones que ya no entrarán a las finanzas públicas”, señaló. Más allá de los números, Bernal prendió las alarmas sobre un posible conflicto de intereses. Denunció que el actual gerente de Esencia, Jaime Luque, fue asesor en el IDRD y participó activamente en la planeación del modelo contractual que hoy lidera desde el sector privado. “Esto es gravísimo. Una persona que diseñó el modelo desde lo público, ahora aparece al frente de la empresa que se queda con la operación del estadio. Esto debe ser investigado por los órganos de control”, dijo, al solicitar formalmente a la Contraloría de Bogotá abrir una indagación. La concejala también hizo énfasis en la falta de información clara sobre la participación ciudadana en este proceso. A través de derechos de petición solicitó los registros de las supuestas mesas técnicas convocadas por el IDRD, y pidió explicaciones sobre cómo se garantizó la inclusión de vecinos, trabajadores, sindicatos y vendedores informales. “Lo que hay hasta ahora es opacidad, promesas vagas y un modelo que parece diseñado desde arriba, sin tener en cuenta a quienes hacen parte del tejido social y laboral del estadio”, afirmó. Trabajadores, los grandes olvidados del contrato Uno de los puntos más sensibles expuestos por la cabildante es el futuro laboral de los trabajadores y sindicatos que operaban en El Campín. “Nadie ha dicho qué pasará con ellos. ¿Habrá reubicación? ¿Fueron tenidos en cuenta en el nuevo modelo? ¿O simplemente se quedaron por fuera?”, preguntó, advirtiendo que este tipo de transiciones deben garantizar derechos adquiridos y evitar que los cambios terminen siendo una excusa para precarizar el empleo. Bernal también lamentó que la Filarmónica de Bogotá, que debía beneficiarse culturalmente con este proyecto, solo haya recibido un espacio para ensayos. “Una ciudad como Bogotá necesita proyectos que fortalezcan lo público, no que lo debiliten. Aquí se perdió una gran oportunidad para integrar lo deportivo con lo cultural y lo comunitario”, expresó. La concejala finalizó su intervención insistiendo en que modernizar la infraestructura no debe ser sinónimo de privatizarla. “No estamos en contra del desarrollo. Estamos en contra de un modelo de ciudad que relega lo público a favor de intereses privados. El Campín fue una donación para los sectores populares de Bogotá. Hoy su futuro parece haber sido negociado a puerta cerrada, sin pensar en quienes realmente lo habitan y lo viven”. Bernal exigió que el contrato sea revisado con lupa y que la administración del alcalde Carlos Fernando Galán responda, con total transparencia, a cada una de las preguntas que ha elevado desde el Concejo.