La madrugada del lunes se convirtió en escenario de un robo planificado y audaz en el corazón de la localidad de Teusaquillo, Bogotá. En tan solo 15 minutos, dos hombres que vestían uniformes de maestro de obra lograron ingresar a una vivienda en construcción y perpetrar un millonario hurto que dejó pérdidas superiores a los 15 millones de pesos. El hecho ocurrió alrededor de las 6:00 a. m., en una franja horaria en la que el movimiento de trabajadores en obras suele pasar desapercibido.
Los delincuentes se hicieron pasar por parte del personal habitual del proyecto y, con aparente tranquilidad, accedieron al predio. Una vez adentro, se dirigieron de forma directa hacia los objetivos: una caja fuerte con documentación y dinero en efectivo, herramientas de alto valor comercial y varios computadores que almacenaban información técnica del proyecto. El golpe fue limpio y rápido, lo que hizo pensar a las autoridades que no se trató de una improvisación, sino de una operación bien coordinada.
Una sospecha clave: los ladrones estaban comunicados con cómplices externos
De acuerdo con la información preliminar entregada por las víctimas, uno de los sujetos fue identificado por su primer nombre, José, y habría sido visto recibiendo instrucciones a través de audífonos inalámbricos. Este detalle, que no pasó desapercibido para quienes llegaron minutos después al lugar, ha reforzado la hipótesis de que los responsables actuaron con apoyo externo y siguiendo un plan estructurado, probablemente dirigido por terceros que monitoreaban el entorno en tiempo real.
La denuncia fue interpuesta ante la Policía Metropolitana de Bogotá, que llegó al lugar minutos después del aviso. Sin embargo, los responsables ya habían logrado escapar sin dejar mayores rastros. Las autoridades señalaron que ya iniciaron la revisión de cámaras de seguridad de la zona y el cruce de datos para dar con el paradero de los implicados.
Mientras avanzan las investigaciones, los afectados han pedido mayor presencia policial en la zona, especialmente en los sectores donde se desarrollan obras civiles, pues aseguran que este tipo de fachadas —como el uso de uniformes o cascos de obra— se han convertido en herramientas comunes para evadir sospechas y facilitar robos de gran escala.