Luis Carlos Silva, tejedor murillense, compartió cómo la tradición marcó la identidad del pueblo.

Murillo, en las alturas del norte del Tolima, se convirtió en el escenario donde la tradición y el turismo se unieron en un solo propósito. En el marco del Encuentro Sudamericano por la Cordillera de los Andes, este municipio fue el anfitrión de la llamada Ruta de la Lana, una propuesta que buscó exaltar la cultura, la naturaleza y el conocimiento ancestral que habitaron entre sus montañas. Esta iniciativa hizo parte de la estrategia “Tolima, Corazón de los Andes”, impulsada por la Secretaría de Cultura y Turismo del departamento, la cual tuvo como objetivo posicionar a Murillo como un referente de turismo sostenible mientras se protegían los oficios heredados de generación en generación.

Para los murillenses, trabajar la lana había significado mucho más que un oficio. Se trató de una expresión de vida que habló de familia, resistencia y memoria. Así lo recordó Luis Carlos Silva, uno de los tejedores más reconocidos del municipio, quien aseguró que desde joven aprendió el manejo de la lana porque en la zona era posible encontrar abundantes ovejas y rebaños. Con sus palabras relató que todo comenzaba desde el esquileo, continuaba con la transformación de la fibra, y finalizaba con la creación de piezas que iban desde bolsos hasta ruanas que se vendían en la región.

Luis Carlos contó con orgullo que su aprendizaje venía de antiguos maestros, como Luis Bernardo Palva, otro símbolo del tejido en Murillo. Tal enseñanza, sostuvo, se mantenía viva gracias al esfuerzo colectivo del gremio de tejedores que defendía el valor de la lana virgen como un tesoro local.

Reconocimiento

Durante el evento, las autoridades destacaron la importancia de reconocer el talento que por años había estado en manos de mujeres y hombres silenciosos. Alexander Castro Salcedo, secretario de Cultura y Turismo del Tolima, afirmó que la Ruta de la Lana evidenció la habilidad de quienes con sus manos tejieron la historia del municipio. También expresó que este tipo de iniciativas fortaleció la identidad y el orgullo murillense.

La alcaldesa María Camila Sánchez invitó con entusiasmo a los asistentes a vivir una experiencia mágica. Relató que la muestra incluyó la Ruta del Arriero, una demostración que permitió a locales y turistas conocer de cerca lo que Murillo ofrecía como guardián de la tradición andina. La Ruta de la Lana se consolidó como una apuesta por la cultura y el turismo responsable, marcando un antes y un después en la promoción de este territorio colombiano.