¿QUE ES LA MEMORIA COLECTIVA Y A QUE OBEDECE?
Paul Ricoeur, en su memorable obra denominada La memoria, la historia, el olvido (2000) “exploró la relación entre la memoria individual y colectiva, el papel de la historia en la construcción del pasado y la función del olvido en la identidad humana”. Menciona el autor que la memoria y el recuerdo son elementos fundamentales en la construcción de la identidad individual y colectiva porque a través de estos procesos, las personas pueden dar sentido a sus experiencias, establecer una continuidad con el pasado y proyectarse al futuro. Además, explica que la memoria no es un reflejo exacto de la realidad, sino una reconstrucción dinámica que puede verse influenciada por diversos factores como la emoción, la cultura y el contexto social.
Desde una perspectiva filosófica, la memoria ha sido considerada como un depósito de conocimientos innatos y la anamnesis (rememoración) como el proceso de recordar lo que el alma ya conocía. Más recientemente, el francés Henri Bergson en su obra materia y memoria propone que la memoria pura se basa en conservar las imágenes del pasado sin alterarlas, en tanto que la memoria habitual, se adapta a los recuerdos y a las necesidades presentes. Por estas razones, teóricamente la memoria puede ser: episódica, es decir, que almacena experiencias personales, y semántica, que guarda conocimientos generales.
En el ámbito de la memoria episódica, los individuos almacenan experiencias personales, como, por ejemplo, los malos tratos, la violencia política, la desaparición de personas, la tortura, el engaño, eventos de frustración de injusticia, desplazamiento, feminicidios, etc., en tanto que semánticamente guarda los conocimientos generales como la ocurrencia de masacres, violencia partidista, explotación económica, dominación política, militancia y activismo, religión, la cultura, etc. Por estas razones, la identidad del individuo se basa en construir su historia personal a partir de los recuerdos que más lo ha marcado, como, por ejemplo, la desaparición de un familiar o un ser querido.
Colectivamente, la memoria histórica y cultural permite las narrativas de los pueblos, reforzando su sentido de pertenencia y transmitiendo valores de generación en generación; por ejemplo, los desaparecidos en la comuna 13 de la ciudad de Medellín, que a pesar de haber pasado más de veinte años, los familiares de los desaparecidos en la escombrera de dicha ciudad siguen buscando y recordando a sus seres queridos que criminalmente fueron desaparecidos. Por lo tanto, los familiares de dichas víctimas no quieren y no han podido perdonar a los violentos armados denominados guerrilleros, paramilitares, mafiosos, políticos responsables por las decisiones de crímenes de Estado hasta que no queden plenamente identificados los culpables y reconozcan la responsabilidad en los crímenes cometidos. No obstante, esta memoria es objeto de disputa porque los responsables se mantienen en el negacionismo, es decir, que ellos no lo hicieron, a pesar de las muestras evidenciadas por las autoridades competentes. Estos negacionistas se aprovechan de que el país ha sido en los últimos 65 años una sociedad violenta y que ha tenido diversos conflictos, como las denominadas bandas criminales, los bandoleros, las oficinas instaladas en ciudades convertidas en sedes de carteles especializados en negocios ilícitos y crímenes por encargo. Los responsables han querido controlar el relato histórico a través de su renuencia a aceptar una realidad y aprovechándose de la memoria como una herramienta de poder.
No se debe perder de vista que el recuerdo es un acto activo dentro del proceso de memoria; es decir, recordar implica seleccionar, interpretar y reconstruir fragmentos del pasado. Ricoueur al respecto afirma que existe una fragilidad en el recuerdo porque se presenta la distorsiones o reinterpretaciones según el contexto en el cual se haya cometido un hecho que ha marcado a una determinada persona o sociedad. La distorsión como en el caso de la escombrera donde la manipulación o el condicionamiento por discursos históricos, políticos o ideológicos encabezados por partidos negacionistas.
Entonces, hasta que no exista responsables que acepten sus crímenes no puede haber olvido porque este puede ser un mecanismo para superar traumas y avanzar, también se convierte en una estrategia para silenciar verdades incómodas. Debido a esto, la memoria colectiva debe ser revisada y cuestionada para evitar la manipulación o la distorsión de los hechos.
Finalmente, la memoria colectiva no solo es una relación de eventos ocurridos en el pasado; sino que es una interpretación de los hechos mediada por los contextos social, político y cultural en el cual se ha desarrollado. Entonces, la representación del pasado no es un reflejo de un relato por alguien responsable de los hechos históricos, sino que es una construcción académica, popular y colectiva que analiza e interpreta diversas narrativas en un contexto determinado. Además, la historia ha sido utilizada como herramienta de poder porque los relatos históricos han sido manipulados para legitimar regímenes autoritarios que no han dudado en utilizar cualquier medio para conseguir resultados que gravemente han afectado los derechos humanos. Incluso la historiografía se ha utilizado para reforzar la identidad de caudillos acudiendo a interpretaciones, debates y posiciones negacionistas. Al final, la historia siempre la han escrito los vencedores, así los vencidos hayan tenido la razón.