El domingo 7 de septiembre, un grupo de 72 militares (3 oficiales, 4 suboficiales y 65 soldados) de la Fuerza de Despliegue Rápido N.º 4 realizaba operaciones en el Cañón del Micay, vereda Los Tigres, corregimiento de Honduras (El Tambo, Cauca).
Aproximadamente 600 personas rodearon a la tropa e impidieron su movimiento, en lo que las autoridades llaman una asonada instigada por disidencias de las FARC.
Inicialmente se habló de 72 retenidos; tras verificaciones se confirmó que 45 soldados siguen secuestrados, mientras que 27 ya fueron extraídos por el Ejército.
Responsables señalados
El Ejército atribuye el hecho a la disidencia “Carlos Patiño”, vinculada al Estado Mayor Central de las FARC, bajo alias Iván Mordisco.
Según inteligencia militar, la comunidad fue instrumentalizada por este grupo armado ilegal para frenar la operación contra el narcotráfico y la minería ilegal en la zona.
Reacciones
El Ministerio de Defensa y el Ejército exigieron la liberación inmediata de los soldados y advirtieron que se trata de delitos de secuestro, concierto para delinquir y violencia contra servidor público.
El presidente Gustavo Petro anunció que ya está lista una comisión de diálogo para buscar la liberación y resolver la crisis.
Medios nacionales advierten que este caso recuerda el secuestro de 33 militares en Guaviare en agosto pasado, lo que evidencia un patrón preocupante.