Ciencia y Salud, septiembre 2025 – Dormir no solo recupera la energía, también podría ser un proceso vital para proteger nuestro cerebro. Recientes investigaciones revelan que el sueño profundo facilita la limpieza de desechos tóxicos en el sistema nervioso, entre ellos la proteína beta-amiloide, responsable de las placas que caracterizan al Alzheimer.
Estas placas se acumulan en el cerebro e interfieren con la comunicación entre las neuronas, causando pérdida de memoria y deterioro cognitivo progresivo. Sin embargo, durante el sueño profundo, el cerebro activa un mecanismo de “limpieza” que favorece la eliminación de estas sustancias nocivas.
Los expertos señalan que la falta de sueño crónico puede interrumpir este proceso, lo que incrementa la posibilidad de acumulación de beta-amiloides y, con ello, el riesgo de desarrollar Alzheimer.
“Dormir bien no es solo un hábito saludable, sino un factor de prevención neurológica”, señalan los investigadores, quienes destacan que la calidad del sueño es tan importante como la cantidad.
Este hallazgo refuerza la importancia de mantener una higiene del sueño adecuada, que incluye:
Establecer horarios regulares para dormir.
Evitar el consumo excesivo de cafeína y pantallas antes de acostarse.
Propiciar un ambiente oscuro y silencioso en la habitación.
El Alzheimer continúa siendo una de las enfermedades neurodegenerativas más desafiantes para la medicina. Aunque aún no existe una cura definitiva, mejorar la calidad del sueño podría convertirse en una estrategia clave de prevención.

