En un encuentro histórico celebrado en la ciudad surcoreana de Busan, los presidentes Donald Trump (Estados Unidos) y Xi Jinping (China) acordaron un conjunto de medidas destinadas a reducir las tensiones comerciales entre las dos mayores economías del mundo. Este fue el primer cara a cara entre ambos mandatarios en seis años, y marcó un intento de poner fin a una prolongada guerra económica que había afectado gravemente a los mercados internacionales y a las cadenas globales de suministro.

Según el acuerdo, Washington reducirá ciertos aranceles impuestos a los productos chinos, mientras que Pekín se compromete a mantener el suministro estable de tierras raras, minerales fundamentales para la industria tecnológica, electrónica y de defensa. Además, ambos gobiernos coincidieron en abrir nuevas rondas de diálogo para estabilizar sus relaciones comerciales y energéticas.


Los puntos centrales del acuerdo

  1. Reducción de aranceles estadounidenses:
    Trump anunció que reducirá del 20% al 10% los aranceles impuestos a China, decisión vinculada al compromiso de Pekín de cooperar en el control del tráfico del fentanilo, un potente opioide sintético que Washington ha acusado a China y México de facilitar.
  2. Garantía del suministro de tierras raras:
    China firmó un acuerdo prorrogable por un año que garantiza el flujo de exportaciones de tierras raras hacia Estados Unidos. Estos minerales son clave en la fabricación de dispositivos electrónicos, automóviles eléctricos, armamento, y equipos médicos, sectores donde el gigante asiático domina el mercado global.
    El Ministerio de Comercio chino confirmó que suspenderá temporalmente las restricciones a las exportaciones de estos recursos estratégicos durante un año, gesto interpretado como una señal de distensión y buena voluntad hacia Washington.
  3. Reactivación de las compras agrícolas:
    Trump anunció que China reanudará la compra de grandes volúmenes de soja y otros productos agrícolas estadounidenses, lo que beneficiará directamente a los agricultores del país norteamericano. “Nuestros granjeros estarán muy contentos con los resultados”, escribió el mandatario en sus redes sociales.
    Este punto constituye un alivio para el sector agrícola estadounidense, golpeado en los últimos años por la caída de las exportaciones hacia China debido a la guerra comercial iniciada en su primer mandato.
  4. Posible acuerdo energético:
    Además, el acuerdo incluye la intención de abrir negociaciones para un pacto energético. Pekín comenzará el proceso de compra de energía estadounidense, lo que podría incluir petróleo y gas, especialmente de regiones como Alaska. Funcionarios de ambos países se reunirán en los próximos meses para definir los detalles de este nuevo eje de cooperación.

Reacciones y contexto político

Trump calificó la reunión con Xi como “un gran éxito” y destacó la actitud “constructiva” del presidente chino, a quien describió como “un tremendo líder de un país muy poderoso”. El mandatario estadounidense también anunció su intención de visitar China en abril de 2026, en lo que sería su primer viaje oficial al país desde su regreso al poder.

Por su parte, Xi Jinping afirmó que ambos líderes habían alcanzado un “consenso importante” para resolver las diferencias comerciales y estabilizar las relaciones bilaterales. La prensa oficial china presentó el encuentro como un paso hacia la “coexistencia económica competitiva pero cooperativa”, mientras que medios estadounidenses interpretaron el pacto como un intento de Trump por asegurar una victoria diplomática en medio de presiones internas por los efectos de la inflación y las disputas comerciales.


Impacto internacional y consecuencias económicas

El acuerdo tiene repercusiones globales. En particular, puede afectar a países latinoamericanos como Brasil y Argentina, que habían incrementado sus exportaciones agrícolas a China mientras duraba el conflicto entre Washington y Pekín. Con la reanudación de las compras chinas de productos estadounidenses, estos países podrían ver reducida su participación en el mercado asiático.

Por otro lado, el pacto sobre tierras raras ofrece un respiro a la industria tecnológica estadounidense, que depende en gran medida del suministro chino para la fabricación de semiconductores, baterías y sistemas de defensa. La estabilidad en este flujo de materiales es considerada esencial para evitar disrupciones en sectores estratégicos.

En el ámbito de la política antidrogas, el compromiso de Xi de colaborar en la reducción del tráfico de fentanilo fue recibido con cautela por las autoridades estadounidenses, que consideran que el problema requiere más que promesas diplomáticas, aunque reconocen que es un avance en las relaciones bilaterales.


Conclusión

El encuentro entre Trump y Xi Jinping marca un nuevo intento de normalización comercial tras años de tensiones entre ambas potencias. La reducción de aranceles, la garantía del suministro de tierras raras y el reinicio de las compras agrícolas son señales de una desescalada económica, aunque todavía persisten desafíos estructurales, como la competencia tecnológica, el equilibrio geopolítico en Asia y el control del fentanilo.

En suma, el acuerdo de Busan simboliza un punto de inflexión en la relación entre Estados Unidos y China, que, si se cumple en los términos pactados, podría reconfigurar las cadenas de suministro globales y estabilizar los mercados internacionales tras años de incertidumbre comercial.