La música todavía sonaba cuando algunos empezaron a notar el tumulto. Era la madrugada del 31 de octubre y un grupo de jóvenes celebraba Halloween en una vivienda del norte de Bogotá. Entre disfraces y risas, nadie imaginaba que esa noche terminaría con la muerte de uno de ellos: Jaime Esteban Moreno Jaramillo, estudiante de Ingeniería de Sistemas en la Universidad de los Andes.

Tenía 20 años y estaba en séptimo semestre. Sus amigos lo describen como un joven tranquilo, amante de la tecnología y con una paciencia que pocos tenían en medio de la presión académica. “Era de los que ayudaba a todos, sin esperar nada”, cuenta uno de sus compañeros, que aún no logra asimilar la noticia.

La pelea y la urgencia

De acuerdo con información preliminar de la Policía Metropolitana de Bogotá, durante la fiesta se habría presentado una discusión que terminó en una agresión física. Los motivos aún son materia de investigación. Jaime Esteban fue trasladado de urgencia al Hospital Simón Bolívar, donde los médicos hicieron todo lo posible por estabilizarlo. Sin embargo, falleció hacia las 7:00 de la noche de ese mismo día, a causa de las graves lesiones que sufrió.

Esa noche, tres personas fueron capturadas por el delito de lesiones personales. La Policía Judicial y la Fiscalía General de la Nación trabajan ahora para determinar si se trató de una riña espontánea o de un ataque premeditado. Las cámaras de seguridad del lugar serán clave para reconstruir lo que realmente ocurrió.

Silencio y conmoción en el campus

El viernes en la mañana, la noticia recorrió los pasillos de la Universidad de los Andes. En el programa de Ingeniería de Sistemas, el ambiente era de incredulidad. Algunos estudiantes, entre lágrimas, encendieron velas en los jardines del campus. La institución, aunque aún no ha emitido un comunicado formal, activó sus protocolos de acompañamiento psicológico para los compañeros y docentes más cercanos a la víctima.

Nadie quería creer que un hecho así hubiera ocurrido otra vez, y justo en una fecha cargada de recuerdos dolorosos.

La sombra de un caso pasado

El fallecimiento de Jaime Esteban trajo inevitablemente a la memoria el nombre de Luis Andrés Colmenares, también estudiante de Los Andes, quien perdió la vida el 31 de octubre de 2010, en circunstancias que aún dividen la opinión pública. Dos tragedias separadas por quince años, pero unidas por una misma fecha y por las preguntas sin respuesta que dejan los excesos y la violencia juvenil.

Un llamado a la reflexión

Las autoridades locales hicieron un llamado a la prudencia y la prevención en las celebraciones universitarias, especialmente durante Halloween, una noche que suele combinar el consumo de alcohol, la euforia y la falta de control. “No queremos más familias destruidas por una fiesta”, declaró una fuente policial.

El cuerpo de Jaime Esteban fue trasladado al Instituto Nacional de Medicina Legal, donde se practicará la necropsia que determinará la causa exacta de su muerte. Su familia ha pedido respeto y discreción, mientras espera respuestas de las autoridades.

En redes sociales, sus amigos han llenado de mensajes su perfil. Lo recuerdan sonriente, con su laptop bajo el brazo, caminando entre los edificios del campus. “No puede ser él”, escribió una compañera. “Aún lo vi hace unos días, hablando de su proyecto de grado”.

Por ahora, tres jóvenes permanecen bajo custodia mientras la Sijín y la Fiscalía avanzan en las diligencias para esclarecer responsabilidades. En la Universidad, el silencio pesa. Halloween, que debía ser una noche de disfraces y alegría, se convirtió en una fecha de luto y reflexión.