Adolescentes con perros muestran menos ansiedad y problemas socialesAdolescentes con perros muestran menos ansiedad y problemas sociales

Un nuevo estudio científico encontró que los adolescentes con perros muestran menos ansiedad, menos problemas sociales y menos comportamientos agresivos. Aunque los investigadores aún analizan las causas exactas, los resultados señalan que el vínculo afectivo y la convivencia diaria con la mascota podrían desempeñar un papel fundamental en el bienestar psicológico de los jóvenes.

La convivencia con perros mejora el bienestar emocional

Los investigadores observaron que los adolescentes que interactúan diariamente con un perro experimentan niveles más estables de regulación emocional, un aspecto crucial en esta etapa del desarrollo. El simple acto de acariciar, jugar o pasar tiempo con la mascota puede reducir el estrés y aumentar la sensación de seguridad.

Además, los adolescentes suelen considerar a sus perros como una figura de apoyo constante, lo que fomenta sentimientos de compañía, aceptación y confianza. Esta interacción continua contribuye a disminuir la ansiedad y a mejorar su capacidad para relacionarse con otras personas.

Menos agresividad y más habilidades sociales

El estudio también mostró una relación entre la convivencia con perros y la reducción de comportamientos agresivos. Los jóvenes que crecen con una mascota desarrollan mayor empatía, paciencia y sensibilidad hacia los seres vivos. Estas habilidades sociales se traducen en una mejor convivencia escolar y familiar.

La presencia del perro actúa como un “mediador social natural”. Por ejemplo, los paseos o actividades al aire libre permiten a los adolescentes interactuar con otras personas en ambientes relajados, reforzando su seguridad y sus habilidades comunicativas.

Un vínculo afectivo con efectos medibles

Aunque aún no hay conclusiones definitivas, los investigadores plantean varias hipótesis. Una de ellas es que la compañía del perro estimula la liberación de oxitocina, conocida como la “hormona del bienestar”, lo que favorece la calma emocional y el apego positivo.

Otra hipótesis apunta a la rutina diaria de cuidados, como sacar al perro, alimentarlo o jugar con él. Estas responsabilidades ayudan a los jóvenes a desarrollar hábitos más organizados, mejorar su autoestima y fortalecer su sentido de propósito.

Un apoyo natural durante la adolescencia

La adolescencia es una etapa marcada por cambios emocionales intensos. Por eso, los hallazgos del estudio refuerzan la idea de que las mascotas, especialmente los perros, pueden convertirse en un apoyo emocional accesible y protector.

Aunque la ciencia continúa investigando los mecanismos detrás de esta relación, los resultados sugieren que integrar a los perros en la vida cotidiana de los adolescentes no solo enriquece su entorno familiar, sino que también puede mejorar su salud mental de forma significativa.