Mauricio Salazar condicionó el apoyo municipal a un cambio administrativo urgente.
Crisis total
La situación del Deportivo Pereira atraviesa uno de sus momentos más difíciles en los últimos años. El club, que hace apenas dos temporadas levantó su primer título de liga en el fútbol profesional colombiano, hoy enfrenta una crisis que combina problemas financieros, deportivos y administrativos. Los jugadores denuncian retrasos de hasta dos meses en el pago de sus salarios, y la plantilla ha debido recurrir al uso de juveniles sin contratos formales ni cobertura de seguridad social durante el paro del equipo profesional.
El malestar se ha trasladado a la hinchada y a la administración local. Las protestas en las afueras del estadio Hernán Ramírez Villegas y las constantes críticas en redes sociales reflejan el descontento de una afición que siente traicionados los logros recientes del club.
Intertítulo 2:
Ultimátum oficial
Ante este panorama, el alcalde de Pereira, Mauricio Salazar, emitió una contundente advertencia a la directiva encabezada por Álvaro López Bedoya. A través de un video público, el mandatario local fue claro: si no se produce un cambio en la gestión del equipo, el municipio retirará el patrocinio institucional que ha respaldado al club durante las últimas temporadas.
“Reconozco el esfuerzo de los jóvenes de la Sub-20 defendiendo los colores de la ciudad. Pero si esa mala administración continúa, el año entrante no habrá más patrocinio para el Pereira por parte de la Alcaldía”, afirmó Salazar.
La declaración encendió las alarmas en la dirigencia, que ahora enfrenta no solo el descontento interno y la presión de los jugadores, sino también la posibilidad de perder un importante apoyo económico. Mientras tanto, la Dimayor y la Superintendencia de Sociedades han sido instadas por sectores deportivos y políticos a vigilar el manejo financiero del equipo.
De no producirse un giro en la administración, el “Grande Matecaña” podría entrar en una etapa aún más crítica, con riesgo de sanciones, pérdida de patrocinadores y eventual descenso deportivo. La advertencia del alcalde marca un punto de quiebre para una institución que, pese a su historia y fervor popular, parece hoy atrapada en su peor temporada fuera de la cancha.

