Colombia está viviendo un cambio demográfico sin precedentes: la tasa de natalidad ha caído a niveles nunca vistos, colocando al país en un escenario preocupante para el futuro social, económico y educativo.

Una caída acelerada

En 2024, la tasa global de fecundidad en Colombia descendió a 1,1 hijos por mujer, cifra muy por debajo del mínimo requerido para renovar la población (2,1). En solo quince años, el país pasó de tasas superiores a 2,1 a niveles críticos, en un proceso mucho más rápido que el observado en países como Japón o Corea del Sur.

Efectos inmediatos en la educación

La reducción dramática en nacimientos ya se percibe en el cierre masivo de colegios: miles de instituciones han dejado de operar por la falta de estudiantes. Esto genera impactos locales inmediatos en comunidades, infraestructura escolar y disponibilidad de servicios.

Retos para el modelo social y económico

La baja natalidad pone en riesgo el sistema de pensiones, la salud pública y la proyección del mercado laboral. Políticas que se diseñaron con la expectativa de un crecimiento demográfico sostenido deberán revisarse. A su vez, el país deberá responder con nuevas estrategias para sostener el bienestar y la inversión pública, en un contexto con menos recursos humanos disponibles.

Un llamado urgente

Este fenómeno exige atención institucional y social: diseñar políticas demográficas, fomentar el acompañamiento familiar, promover condiciones que estimulen la decisión de tener hijos y repensar el modelo de bienestar para adaptarlo a una población que envejece. Colombia está frente a un momento decisivo para su futuro.