Un videojuego es fruto del trabajo de profesionales de campos muy diversos, pero también de una aplicación de herramientas tecnológicas muy avanzadas y variadas. Desde el concepto embrionario hasta el producto final, se suceden muchas fases intermedias como el diseño, la planificación, la producción o las pruebas. En los últimos tiempos, todas estas etapas contemplan de manera directa la inteligencia artificial, el desarrollo de algoritmos que permiten tomar decisiones parecidas a las de los humanos.
Una de las capas donde tiene mayor incidencia es en la aleatoriedad, haciendo las experiencias imprevisibles y únicas en cada una de las partidas que se celebran. Ejemplo de ello es el comportamiento de los personajes no jugables, que responde a las siglas inglesas de NPC. Ahora estos son controlados por la máquina e interactúan con el protagonista y el entorno con unas acciones que no tienen por qué repetirse de la misma forma en todas las ocasiones, aportando así algo diferente.
Estas figuras aprenden mediante algoritmos de las rutinas diarias y reaccionan de manera realista del mismo modo que lo podría estar haciendo el internauta, adaptándose a cada situación o cambio del entorno y llegando a crear escenarios imprevisibles. Por otro lado, también puede tener peso en la gestión de la dificultad de niveles y mundos, estableciendo dinámicamente diferentes terrenos, enemigos, recursos u otros elementos cada vez que se inicie la actividad de nuevo.
La IA y los resultados aleatorios
La inteligencia artificial también se utiliza masivamente en algunos juegos de casino para garantizar al máximo la aleatoriedad de los resultados. Por ejemplo, para jugar a la ruleta online con dinero real, es necesario garantizar que cada ronda tendrá un resultado aleatorio. La IA tiene un papel crucial en este sentido, porque define un algoritmo específico que impide cualquier intento de editar el resultado final por parte del jugador. Este será único e inalterable, independientemente de lo que haya sucedido en la previa.
Con el avance que supone esta tecnología, las plataformas están ganando en transparencia y seguridad, pues no hay alteraciones en la práctica y siempre se mueven dentro de los parámetros marcados por cada uno de los juegos, sean estos de la baraja inglesa o de las tragamonedas. Además, aseguran la integridad y la equidad de todos los jugadores, sin hacer ningún tipo de distinción según las apuestas o las acciones que hayan realizado con anterioridad. Todo en busca de una experiencia más justa.
Más posibilidades en el campo online
Algunos videojuegos ya están testando la adaptación de tramas diferentes de una misma historia. Mientras hay ejemplos que tienen en cuenta el historial de movimientos del jugador, otros garantizan que las misiones, personajes o aventuras propuestas dependan de la suerte, sin interferir en aquello que más o menos podría convenir. Esto abre dos puertas a la manera de afrontar los títulos, sobre todo los de mundo abierto: por un lado, personalizando al máximo el contenido; mientras que, por el otro, siendo aleatorios.
Según los expertos del sector en IA y el sector del juego, son tres los aspectos a los que, por lo general, debería responder una buena aplicación de esta herramienta. En primer lugar, centrar la actividad en el entretenimiento, poniendo en primer lugar la función lúdica. En segundo, mostrarse lo más imparcial posible, sin condicionar ningún tipo de resultados, y dejándolo en este caso en manos de la tecnología. En tercer y último, tratar de ser lo más realista posible, asemejándose a la experiencia del ser humano.
Son variaslas formas en que la inteligencia artificial influye en la aleatoriedad de nuestras vivencias mientras se pasa un buen rato frente a las pantallas: el número elegido en una ruleta virtual, cómo actúan los personajes no jugables, las elecciones de unas misiones por delante de otras o los niveles de dificultad variables. Pese a no ser tan visible como otras tecnologías, el peso de los algoritmos en el campo del ocio se deja ver en pequeños momentos puntuales que antes se consideraban como simple suerte.
