Las papas fritas son ese alimento que no necesita presentación. Crujientes por fuera, suaves por dentro, y capaces de adaptarse a cualquier paladar. Se sirven con salsas, se bañan en queso, se coronan con carne, o se disfrutan solas. No importa cómo las comas, siempre saben a felicidad.

Un poco de historia

Aunque su origen exacto sigue siendo debatido, se cree que las papas fritas nacieron en Bélgica en el siglo XVII. Desde entonces, han recorrido el mundo y se han convertido en un símbolo de la comida rápida, pero también en un lienzo para la alta cocina.

Thomas Jefferson las sirvió en la Casa Blanca. En Bélgica tienen su propio museo. Y en Estados Unidos, se han convertido en parte esencial de la cultura pop.

¿Sabías que…?

  • En Japón, se sirven con chocolate.
  • En Reino Unido, se acompañan con vinagre.
  • En Colombia, son infaltables en las “picadas”.
  • En India, se condimentan con masala.
  • En Holanda, se sirven con salsa de maní.

Cada país tiene su versión, y todas son válidas. Porque las papas fritas no discriminan: solo quieren ser disfrutadas.

Una celebración con sabor a alegría

Este 20 de agosto, no se trata solo de comer papas fritas. Se trata de celebrar los pequeños placeres, de compartir, de reír, de saborear la vida. Así que ya sabes: pide una porción grande, invita a alguien a compartirla, y brinda por este clásico que nunca falla.