El reciente episodio en el Consulado de Colombia en Tulcán dejó en evidencia las tensiones dentro de la Cancillería y las críticas recurrentes sobre la asignación de cargos diplomáticos en el país. María Camila Ceballos, quien apenas había asumido como cónsul en enero de 2025, fue retirada del cargo en cuestión de semanas, tras el sorpresivo reversazo de su nombramiento por parte de la canciller Laura Sarabia. La historia, sin embargo, es más compleja de lo que parece.
La polémica surgió porque Ceballos, sin experiencia diplomática, fue designada por encima de Andrés Fernando Noguera, un funcionario con 14 años de carrera en el servicio exterior. Su nombramiento generó cuestionamientos sobre si se trataba de un caso de «palanca» dentro de la diplomacia colombiana, pues Ceballos tenía vínculos personales con Pablo Pardo, hijo de la embajadora de Colombia en Ecuador, María Antonia Velasco.
La designación de Ceballos no solo pasó por alto la trayectoria de Noguera, sino que también dejó dudas sobre el respeto a la carrera diplomática.
