Un total de 80 encapuchados volvieron los alrededores del portal américas un caos

La jornada de paro nacional del 28 de mayo dejó un panorama de caos y alteraciones del orden público en Bogotá, especialmente en el sur de la ciudad. El barrio Chicalá, ubicado entre las localidades de Kennedy y Bosa, fue epicentro de los disturbios más intensos, protagonizados por encapuchados que atacaron a la Fuerza Pública mientras bloqueaban el paso vehicular con llantas y contenedores de basura incendiados. Las acciones impidieron el funcionamiento del Portal de las Américas y afectaron a más de 1.900.000 usuarios del sistema TransMilenio.

Violentos enfrentamientos 

Desde horas de la tarde se registraron fuertes enfrentamientos entre uniformados de la Unidad Nacional de Diálogo y Mantenimiento del Orden (UNDMO) y un grupo de al menos 80 encapuchados, presuntamente integrantes de la denominada Primera Línea. Los manifestantes levantaron barricadas, encendieron fogatas y arrojaron piedras y artefactos explosivos de fabricación casera. En respuesta, la Fuerza Pública utilizó chorros de agua a presión, gases lacrimógenos y aturdidoras para intentar dispersar a los manifestantes, sin lograr restablecer completamente el orden.

Gases afectaron a la comunidad

Vecinos del sector denunciaron que los gases lacrimógenos empleados por las autoridades llegaron hasta varios conjuntos residenciales, afectando a niños y familias que regresaban de sus trabajos. “No pudimos ni abrir las ventanas. Los niños lloraban y había adultos mayores tosiendo sin parar”, relató una habitante de la zona. Las comunidades han expresado su preocupación por el uso de la fuerza y los efectos colaterales de los operativos policiales.

Persisten bloqueos y protestas

Al cierre de la jornada, se mantenían focos de protesta en zonas como el Puente de la Dignidad, en la localidad de Usme, y las inmediaciones del Portal de las Américas, donde continuaban las aglomeraciones y enfrentamientos esporádicos. La Alcaldía y la Secretaría de Gobierno hicieron un llamado al diálogo, mientras la Policía reforzó su presencia en los puntos críticos de la ciudad.

Por Gina Soto