Medellín volvió a encender su tradición más emblemática: la Alborada. Lo que nació como una forma de recibir diciembre en familia entre pólvora, música y reunión de barrio se ha convertido en un ritual cultural que no distingue estratos y que reúne a toda la ciudad en un mismo pulso. Este año, Smirnoff Spicy Tamarindo llegó para transformar esa energía en algo más grande: La Alborotada, un evento gratuito que buscó celebrar la autenticidad paisa y prender diciembre con un sabor más picante.
En Medellín, “alborotada” no significa caos. Es un estado del cuerpo, de la piel y del alma. Es ese punto perfecto entre la media copa y la alegría prendida. Es la forma más paisa de decir que la fiesta se puso buena. Y este año, Smirnoff tomó esa esencia y la elevó para convertirla en un nuevo fenómeno cultural: si la Alborada nos prende, Smirnoff Spicy le sube el nivel. Si hay chispitas, con Spicy hay llamas; si hay música, con Spicy hay concierto; si hay chiva, con Spicy hay caravana.
La Alborotada fue una celebración abierta para todos. Una mezcla entre calle, tradición y energía juvenil que reúne lo mejor de la cultura paisa con un sello más atrevido, más fresco y sí… más spicy.

la Alborada da la bienvenida a diciembre y Medellín volvió a encender su tradición más emblemática
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El evento contó con invitados que representan ese espíritu vibrante de Medellín como Queen Juandy, Valentino, entre otros, quienes pusieron el tono de una noche donde el talento local fue protagonista. Sobre el escenario estuvo Tropicombo, con su sonido tropical atrevido y sus fusiones rítmicas cargadas de picante salsero; Afra One, Sonido Sincreto y Timeless, agrupaciones que mezclan tradición, modernidad y calle para poner a bailar a toda la cuadra.
En alianza con 50/50, Smirnoff tomó el Perpetuo Socorro y realizó un cierre de cuadra para que Medellín recibiera diciembre como le gusta: en la calle, en parche, entre amigos y con toda la autenticidad que hace únicas sus celebraciones.

En medio de esa energía que solo Medellín sabe encender, La Alborotada también se convirtió en el escenario perfecto para revelar algo que muchos no esperaban, pero que parecía inevitable: una nueva forma de llevar el sabor spicy a la calle. La celebración sirvió como excusa para presentar la edición de 375 ml de Smirnoff Spicy Tamarindo, un formato pensado para esos parches decembrinos que se arman sin aviso, para las cuadras que se prenden solas y para la manera tan paisa de compartir entre todos. Una edición que, como La Alborotada misma, llega a estar donde está la gente: en cada barrio, en cada parche, disponible en los D1 de todo el país para acompañar la temporada. No como un producto, sino como parte del ritual de diciembre que Medellín reconoce, honra y reimagina a su manera.

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Porque en Medellín, diciembre no se empieza: se siente. Y este año, la tradición no solo se celebró: se alborotó. Smirnoff Spicy Tamarindo llegó para honrar las raíces paisas sin soltarlas, mezclando lo que somos con lo que nos atrevemos a ser. Una fiesta que fue para todos, gratuita, cercana y hecha a la medida del espíritu que define a la ciudad. La Alborada no fue solo solo fuego: ahora fue La Alborotada, y fue spicy.

