Las obras de la primera línea del Metro de Bogotá no solo han transformado el paisaje urbano: también han dejado huella en la economía local. Un estudio realizado por la Universidad Católica de Colombia, con participación de 26 estudiantes de Ingeniería Industrial y liderado por el ingeniero Fabio Enrique Londoño, reveló que el 70 % de los negocios ubicados en Chapinero y Teusaquillo han visto reducir sus ingresos operacionales desde agosto de 2024.
Pese a ello, el 67 % de los comerciantes no ha despedido personal. Restaurantes, panaderías, droguerías, ópticas, lavanderías y zapaterías sobreviven a la baja afluencia de clientes ocasionada por los cierres viales y el difícil acceso peatonal. La razón principal de esta resistencia está en la antigüedad: casi la mitad de los negocios lleva más de 10 años operando.
El informe también destaca un alto nivel de formalización: el 92 % está inscrito en Cámara de Comercio. Otro factor de resiliencia es el perfil de los propietarios: en su mayoría jóvenes entre 18 y 45 años, muchos de ellos cabezas de hogar con hijos a cargo, lo que motiva la permanencia y adaptación.
Aunque el panorama actual es complejo, algunos comerciantes no pierden la fe en el futuro. El 18 % de los negocios de la zona abrió durante el último año, demostrando que, incluso en medio de la incertidumbre, hay quienes siguen apostando por el desarrollo local. Se espera que, a medida que avancen las obras, el entorno se reactive y con él, la economía del sector.