Un autobús que transportaba inmigrantes cayó por un acantilado en la madrugada del miércoles en la zona de Gualaca, en el oeste de Panamá, dejando al menos 33 muertos y más de 20 heridos.
El mayor de los bomberos de la provincia de Chiriquí, Edilberto Armuelles, dijo que en el accidente, ocurrido a las 4.30 hora local del miércoles (9.30 GMT), murieron al menos 33 personas y otras 23 resultaron heridas.
Entre los heridos hay al menos cinco menores, dos de ellos con heridas graves, informaron los medios locales. Aún no se han dado detalles sobre la identidad de los fallecidos.
El vehículo transportaba a 66 migrantes en tránsito que se encontraban en albergues de la provincia de Darién, en la frontera con Colombia, y que iban a ser trasladados a otro en Chiriquí, en la frontera con Costa Rica.
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Panamá, adonde el año pasado llegaron tras cruzar la selva del Darién la cifra sin precedentes de 248.284 migrantes irregulares que viajaban a Norteamérica, recibe a estos viajeros en estaciones donde les toman sus datos biométricos y les ofrecen atención médica y alimentación, tras lo cual son trasladados en autobuses a la frontera con Costa Rica para continuar su viaje.
El ministro de Seguridad Pública, Juan Pino, confirmó que en el transporte viajaban tanto nacionales panameños como «migrantes que estaban en tránsito» por el país.
Pino lamentó este «acto doloso, que nadie quiere» que ocurra, y afirmó que es necesario esperar los resultados de las investigaciones para conocer con precisión las causas del accidente.
Las primeras versiones indican que el conductor del autobús intentó hacer un giro en la carretera, pero perdió el control, colisionó con otro autobús y cayó al barranco.
El presidente panameño, Laurentino Cortizo, expresó su «gran tristeza» por este suceso y afirmó que «el gobierno panameño está brindando toda la atención médica a los heridos».
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